…ese día viernes me levanté más apresurado que de costumbre, tomé mi desayuno rápidamente, tomé mi guitarra, cables y efectos, y me fui a la oficina en mi Ford Mustang 1967, tenía ensayo con mi banda. El día transcurrió básicamente como siempre, nada extraño, ninguna sorpresa, haciendo mis labores y avanzando en algunas cosas… así pasó todo el día hasta que llegó la hora del ensayo, era a las 2000 hrs, bastante tarde… salí de mi oficina casi 2 horas antes ya que tenía que hacer otras cosas, pasé a buscar al baterista y nos fuimos a la sala de ensayo, fue una sesión genial, todo salió bien, cada vez más afiatados en nuestro sonido cósmico psicodélico bizarro… terminando el ensayo, pasado las 2200 hrs, sin duda una excelente jornada, ordené mis cosas y las eché al Mustang para irnos, nos despedimos y emprendimos el rumbo a casa. Cuando de pronto tomé el volante del auto y sentí que algo faltaba en mi mano izquierda, inmediatamente me di cuenta que faltaba mi anillo!!! no me devolví a la sala de ensayo, pero dejamos dicho al encargado por si lo encontraban, no podía creer que se me perdiera de esa forma! me sentí intranquilo durante todo el trayecto a casa.
Llegando a casa, ya me sentía un tanto resignado a que lo había perdido, ese día hacía frío y lo más probable era que se me cayera de la mano, por algún movimiento rutinario que hice. Así es que lo busqué en el bolso, en el maletero del auto, en cada rincón en donde podría haber caído. En mi cabeza repasaba lo que hice durante el día y no lograba recordar en qué momento pude haberlo perdido, aunque estaba completamente seguro de haber llegado al ensayo con el anillo, en mi mente pasaban mil pensamientos y sensaciones, cuántos años me acompañó este anillo (como 10 años), en cuantas aventuras, conciertos, cuántas veces estuve a punto de perderlo, hasta que finalmente ocurrió… me fui dando cuenta como ya era una parte de mi, y que tenía un valor sentimental, ya lo extrañaba, no me sentía igual sin ese anillo, pero pensaba: “bueno me compro otro… pero no será lo mismo”.
Me fui a dormir ya totalmente resignado con la idea y dispuesto a comprar 2 anillos más!! cuando llegué hasta mi cama, recordé como hasta tenía una especie de rutina: al levantarme en la mañana abría el velador y me ponía el anillo, que guardaba ahí, y en la noche me sacaba el anillo y lo guardaba en mi velador. Ahora me acerqué al velador para guardar mis uñetas que tenía en uno de mis bolsillos, y con nostalgia recordé como todas las noches guardaba mi anillo en el velador, y pensaba: “ahora abriré ese velador y mi anillo ya no estará ahí, qué pena”.
Entonces iba a guardar mis uñetas en mi velador, abro el velador y veo más que sorprendido mi anillo!! estaba ahí guardado, la calavera mirándome con sus ojos vacíos y su risa burlona… pasaron mil ideas por mi cabeza, de cómo mágicamente se había teletransportado hasta el velador, este anillo tiene algún extraño poder, y un sin fin de ideas fantásticas, luego razoné y llegué a la conclusión de que ese día nunca me puse el anillo, y no me di cuenta que no lo traía, sino hasta casi el final del día (después de mi ensayo con la banda).